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viernes, 16 de diciembre de 2011

Yo Creo

Yo:
Creo en Dios.
Creo en mí.
Creo en las personas capaces de creer en sí mismas.
Creo en las personas capaces de creer en los demás.
Creo en los valores de cada quien y, por sobre todas las cosas, los respeto.
Creo en la Fe que cada quien tiene en sus creencias y, por sobre todas las cosas, la respeto.
Creo en el poder de la palabra.
Creo en el poder de la acción.
Creo en el poder de los hechos.
Creo en el poder de las cosas que no somos capaces de controlar.
Creo en el Amor.
Creo en la Amistad.
Creo en mi primera Universidad: la de la Vida.
Creo en el método de aprendizaje que me forma: la Educación.
Creo en mi futura Alma Mater: la Universidad Central de Venezuela.
Creo en mi capacidad para ingresar a La Central pasando el Programa Samuel Robinson.
Creo en mis compañeros: futuros profesionales, futuros colegas.
Creo en las dificultades: nadie dijo que la Vida fuera fácil.
Creo en las dificultades: son lo que hace nuestras vidas interesantes.
Creo en las dificultades: si no existieran, la Vida fuera aburrida.
Creo en ti, que lees esto con interés o apatía y creo en mi capacidad de dejarte un mensaje que te servirá en algún momento de tu vida.
Creo en la capacidad que todos tenemos de ser estudiantes y profesores: aprendemos de los demás, le damos enseñanzas a los otros.
Creo que ya no tengo más nada que decirte, mas que: TE DESEO LO MEJOR.

viernes, 9 de diciembre de 2011

Consejos de Asclepio (dios griego de la Medicina)

¿Quieres ser médico, hijo mío?
¿Has pensado bien en lo que ha de ser tu vida? Tendrás que renunciar a la vida privada; mientras la mayoría de los ciudadanos pueden, terminada su tarea, aislarse lejos de los inoportunos, tu puerta quedará siempre abierta a todos; a toda hora del día o de la noche vendrán a turbar tu descanso, tus placeres, tu meditación; ya no tendrás hora que dedicar a la familia, a la amistad o al estudio; ya no te pertenecerás.
Los pobres, acostumbrados a padecer, no te llamarán sino en casos de urgencia; pero los ricos te tratarán como esclavo encargado de remediar sus excesos; sea porque tengan una indigestión, sea porque estén acatarrados; harán que te despierten a toda prisa tan pronto como sientan la menor inquietud, pues estiman en muchísimo su persona. Habrás de mostrar interés por los detalles más vulgares de su existencia, decidir si han de comer ternera o cordero, si han de andar de tal o cual modo cuando se pasean. No podrás ir al teatro, ausentarte de la ciudad, ni estar enfermo; tendrás que estar siempre listo para acudir tan pronto como te llame tu amo.
Eras severo en la elección de tus amigos; buscabas a la sociedad de los hombres de talento, de artistas, de almas delicadas; en adelante, no podrás desechar a los fastidiosos, a los escasos de inteligencia, a los despreciables. El malhechor tendrá tanto derecho a tu asistencia como el hombre honrado; prolongarás vidas nefastas, y el secreto de tu profesión te prohibirá impedir crímenes de los que serás testigo.
Tienes fe en tu trabajo para conquistarte una reputación; ten presente que te juzgarán, no por tu ciencia, sino por las casualidades del destino, por el corte de tu capa, por la apariencia de tu casa, por el número de tus criados, por la atención que dediques a las charlas y a los gustos de tu clientela. Los habrá que desconfiarán de ti si no gastas barbas, otros si vienes de Asia; otros si crees en los dioses; otros, si no crees en ellos.
Te gusta la sencillez; habrás de adoptar la actitud de un augur. Eres activo, sabes lo que vale el tiempo, no habrás de manifestar fastidio ni impaciencia; tendrás que soportar relatos que arranquen del principio de los tiempos para explicarte un cólico; ociosos te consultarán por el solo placer de charlar. Serás el vertedero de sus disgustos, de sus nimias vanidades.
Sientes pasión por la verdad; ya no podrás decirla. Tendrás que ocultar a algunos la gravedad de su mal; a otros su insignificancia, pues les molestaría. Habrás de ocultar secretos que posees, consentir en parecer burlado, ignorante, cómplice.
Aunque la medicina es una ciencia oscura, a quien los esfuerzos de sus fieles van iluminando de siglo en siglo, no te será permitido dudar nunca, so pena de perder todo crédito. Si no afirmas que conoces la naturaleza de la enfermedad, que posees un remedio infalible para curarla, el vulgo irá a charlatanes que venden la mentira que necesita.
No cuentes con agradecimiento; cuando el enfermo sana, la curación es debida a su robustez; si muere, tú eres el que lo ha matado. Mientras está en peligro te trata como un dios, te suplica, te promete, te colma de halagos; no bien está en convalecencia, ya le estorbas, y cuando se trata de pagar los cuidados que le has prodigado, se enfada y te denigra.
Cuanto más egoístas son los hombres, más solicitud exigen del médico. Cuanto más codiciosos ellos, más desinteresado ha de ser él, y los mismos que se burlan de los dioses le confieren el sacerdocio para interesarlo al culto de su sacra persona. La ciudad confía en él para que remedie los daños que ella causa. No cuentes con que ese oficio tan penoso te haga rico; te lo he dicho: es un sacerdocio, y no sería decente que produjera ganancias como las que tiene un aceitero o el que vende lana. Te compadezco si sientes afán por la belleza; verás lo más feo y repugnante que hay en la especie humana; todos tus sentidos serán maltratados. Habrás de pegar tu oído contra el sudor de pechos sucios, respirar el olor de míseras viviendas, los perfumes harto subidos de las cortesanas, palpar tumores, curar llagas verdes de pus, fijar tu mirada y tu olfato en inmundicias, meter el dedo en muchos sitios. Cuántas veces, un día hermoso, lleno de sol y perfumado, o bien al salir del teatro, de una pieza de Sófocles, te llamarán para un hombre que, molestado por los dolores de vientre, pondrá ante tus ojos un bacín nauseabundo, diciéndote satisfecho: "Gracias a que he tenido la preocupación de no tirarlo". Recuerda, entonces, que habrá de parecer que te interese mucho aquella deyección. Hasta la belleza misma de las mujeres, consuelo del hombre, se desvanecerá para ti. Las verás por las mañanas desgreñadas, desencajadas, desprovistas de sus bellos colores y olvidando sobre los muebles parte de sus atractivos. Cesarán de ser diosas para convertirse en pobres seres afligidos de miserias sin gracia. Sentirás por ellas más compasión que deseos. ¡Cuántas veces te asustarás al ver un cocodrilo adormecido en el fondo de la fuente de los placeres!
Tu vida transcurrirá como la sombra de la muerte, entre el dolor de los cuerpos y de las almas, entre los duelos y la hipocresía que calcula a la cabecera de los agonizantes; la raza humana es un Prometeo desgarrado por los buitres.
Te verás solo en tus tristezas, solo en tus estudios, solo en medio del egoísmo humano. Ni siquiera encontrarás apoyo entre los médicos, que se hacen sorda guerra por interés o por orgullo. Únicamente la conciencia de aliviar males podrá sostenerte en tus fatigas. Piensa mientras estás a tiempo; pero si indiferente a la fortuna, a los placeres de la juventud; si sabiendo que te verás solo entre las fieras humanas, tienes un alma bastante estoica para satisfacerse con el deber cumplido sin ilusiones; si te juzgas bien pagado con la dicha de una madre, con una cara que te sonríe porque ya no padece, o con la paz de un moribundo a quien ocultas la llegada de la muerte; si ansías conocer al hombre, penetrar todo lo trágico de su destino, ¡hazte médico, hijo mío!

martes, 6 de diciembre de 2011

"13 líneas para vivir" según Gabriel García Márquez


Me conseguí con estas reflexiones de mi autor favorito, y me gustaría compartirlas. Espero sean de su agrado:

1.- Te quiero, no por quien eres, sino por quien soy cuando estoy contigo.

2.- Ninguna persona merece tus lágrimas, y quien se las merezca, no te hará llorar.

3.- Sólo porque alguien no te ame como tú quieres, no significa que no te ame con todo su ser.

4.- Un verdadero amigo es quien te toma de la mano y te toca el corazón.

5.- La peor forma de extrañar a alguien es estar sentado a su lado y saber que nunca lo podrás tener.

6.- Nunca dejes de sonreír, ni siquiera cuando estés triste, porque nunca sabes quién se puede enamorar de tu sonrisa.

7.- Puedes ser solamente una persona para el mundo, pero para una persona tú eres el mundo.

8.- No pases el tiempo con alguien que no está dispuesto a pasarlo contigo.

9.- Quizá Dios quiere que conozcas mucha gente equivocada antes de conocer a la adecuada, para que cuando la encuentres, sepas estar agradecido.

10.- No llores porque ya se termino, sonríe porque sucedió.

11.- Siempre habrá gente que te lastime, así que sigue confiando y sé más cuidadoso en quien confías dos veces.

12.- Sé cada vez una mejor persona y asegúrate de saber quién eres antes de conocer a alguien más y esperar que esa persona sepa quién eres.

13.- No te esfuerces tanto, las mejores cosas suceden cuando menos te lo esperas.

miércoles, 23 de noviembre de 2011

Las características de una especie peculiar


Homo sapiens es un ser fundamentalmente subjetivo. Vive tratando de convencerse a sí mismo de que no lo es, al crear conceptos como “ciencia” y “objetividad”; sólo para darse cuenta, al final, de que nunca logra escapar totalmente de sus sentimientos y percepciones personales.

Ha logrado cosas que muchos otros, similares a él, no han podido hacer: camina sobre sus dos patas traseras con su espalda recta, crea herramientas que, más allá de asegurar su supervivencia, le permiten mejorar su forma de vida, crea diversos medios para comunicarse (incomprensibles para él mismo en ocasiones) y, la más importante de las características de este peculiar ser, su curiosidad no tiene límites. Para Homo sapiens siempre existe un qué, un quién, un cuándo, un cómo, un dónde y un por qué. Estos elementos, siempre presentes en su desarrollado cerebro, son los componentes principales de ese fenómeno imposible al que, él, ha llamado objetividad.

Este animal, perteneciente a la familia de los primates, es un tetrápodo que utiliza sus extremidades posteriores para su locomoción y las anteriores para realizar todas esas actividades que le han diferenciado, tan significativamente del resto de los animales; estas actividades han sido lo que ha permitido el desarrollo de lo que él llama inteligencia. Su tronco encierra sus órganos vitales, los que él ha maltratado despiadadamente al desarrollar otro fenómeno utópico al que él denomina “civilización”, contaminándolos con sustancias ajenas a su funcionamiento normal (tales como las drogas), o descuidando su nutrición y la realización de actividad física. Las hembras de esta especie son, generalmente, más pequeñas que los machos, alcanzando, las primeras, alturas promedio comprendidas entre los 160 y los 170 centímetros y los segundos, alturas entre los 170 y los 180 centímetros. Se diferencian a simple cuando desarrollan sus características sexuales secundarias; esto ocurre a lo largo de un período llamado pubertad, que comienza, generalmente, entre los 11 y los 13 años de vida y termina entre los 15 y los 17 años en las hembras y entre los 17 y los 19 años en los machos. A partir de esta etapa de sus vidas, los individuos de esta especie son capaces de reproducirse hasta que alcanzan edades comprendidas entre los 40 y los 60 años de vida.
"¡Dejen de seguirme, fenómenos!"

Es una especie muy joven. El tiempo que tiene en el planeta tierra no pasa de los 2 millones de años; empero, ha sobrevivido a muchos cambios de dicho planeta, tanto naturales como aquellos generados por sí mismo (a estos los llama artificiales). Esa es, probablemente, su característica más fascinante: la capacidad que tiene para sobrevivir. Desafortunadamente, esta supervivencia ha dependido en demasiadas ocasiones de la destrucción de otras especies y el ecosistema; de hecho, Homo sapiens es la única especie que daña su entorno, siendo consciente de ello.
Él expresa sus sentimientos, emociones y pensamientos mediante formas que, para cualquiera que viniera de otro planeta, serían muy extrañas. Tiene el arte, entre otras cosas, para lograr este fin: pinta, escribe, organiza sonidos melodiosamente, se para en una tarima y finge ser quien no es por unos instantes. Ahí, es consciente de su parte subjetiva, y deja que esta se exprese en su totalidad. Cuando quiere ser objetivo, filosofa, calcula, observa, indaga, experimenta, infiere y genera un conflicto consigo mismo al tratar de escapar de sus sentimientos, siempre latentes.
Le faltan muchas cosas por aprender y le faltan muchos reconocimientos por hacerse a sí mismo. Su consciencia sobre la realidad será, por siempre, parcial, ya que no puede saberlo todo. La veracidad de los conocimientos que tenemos sobre él es incierta, ya que hasta el día de hoy, el único ser que ha escrito algo acerca de su comportamiento y características, es él mismo.